domingo, 16 de febrero de 2014

Zurich Marató Barcelona

Y por fin llegó el día. Domingo 16 de febrero del 2014. Al punto de la mañana nos despertamos y nos dirigimos a la salida desde el hotel, que se encuentra a 1km. de la misma. Hay muchos corredores yendo, mucho ambiente, y muy diverso. Son esas horas tempranas del domingo, donde coinciden recién despiertos con los que pronto se acostarán.

Tengo muchísima ilusión y creo que lo voy a hacer bien, con cabeza, pero soy consciente de que me voy a pegar la mañana entera corriendo sin parar. Caliento un poquito, y Natalia me da muchos ánimos cuando decido ir a mi cuadro de salida. Unas cuantas respiraciones profundas "antinervios" y llega el momento de salir. "Despacito y buena letra", me acuerdo de la frase que tantas veces me ha repetido mi aita, y me la intento aplicar al pie de la letra.

Los primeros 7kms. son cuesta arriba, pero hace fresquito y las piernas están por calentarse, así que la cosa va suave, sin forzar; sin embargo, noto como mucha gente me adelanta, y me hace pensar que puedo estar yendo excesivamente despacio. Al mirar el reloj, veo que no es así, y sigo confiado. Desde el km.7 hasta el 21, donde está situada la media maratón, voy centrándome en clavar ritmos, estar atento a sensaciones, notar si voy pisando bien, evitar rozaduras, etc. Además, he encontrado un par de corredores con los que llevo un buen rato compartiendo ritmo, holandeses o belgas, con un maillot fácil de distinguir, y muy altos, que me sirven de referencia. A partir de la media maratón, comienza la bajada, y se agradece, ya que es un punto clave. Procuro desconectar un poco la cabeza, y dejar que las piernas "anden solas", y sólo hay una cosa que tengo en cuenta: comer y beber en todos y cada uno de los puntos de avituallamiento. Aunque lo llevo haciendo a lo largo de toda la mañana, ahora es imprescindible, más aún cuando nos acercamos a mediodía, y el calor empieza a ser más fuerte. Además, las piernas se empiezan a poner duras, y hay que tirar de corazón.

Finisher!

La verdad es que la táctica de la carrera (si eso existe) que me había planteado era esa: 3 partes: 1ª parte o "guarda guarda, que todo te hará falta"  hasta el km7, subida y regulando ritmo, para no pagarlo más adelante. 2ª parte o "desconecta la cabeza de las piernas", consiste en hacer media maratón (aprox.) sin forzar pero a ritmo ligero de piernas, sin pensar en lo que queda; es decir, plantarse en el km 30-32; a partir de ahí; 3ª parte o "sálvese quien pueda", donde vas mirando las esquinas, intentando descubrir detrás de cual de ellas se esconde "el hombre del mazo".

Con esas, me planto en ese km 32-34, que cuesta superar. Ya es casi mediodía y se nota que hace más calor, pero también que hay mucha gente animando. La verdad es que no siento que llevo corriendo 3horas. Sin derrochar fuerzas, sigo avanzando y después de pasar la pancarta del km 40 oigo a un corredor, que ya ha terminado y vuelve andando, que me dice: "ánimo Eneko, ya solo te queda lo bonito! Disfrútalo!" Enseguida paso por donde está Natalia con su primo y su novia, que me animan al pasar. Ya sólo quedan unos cuantos pasos para los 42,195 km, y la sensación al cruzar la meta es todo emoción y satisfacción.

Todavía quedaban ganas de sonreír